Es la segunda vez que viajo a India, en aquella oportunidad cuando estuve delante de la Madre Teresa de Calcuta no pude parar el llanto que me brotaba sin poder controlarlo y ese estado de conmoción me duro todo el otro día.
Esta vez me ocurrió algo similar al entrar a este lugar, aunque la conmoción no duró tanto, me era difícil creer que lo que había leído en tantos libros, las figuras y símbolos que sin saber me atraían, allí estaban todas reunidas en un mismo lugar. Todo se había sintetizado. Ya llegué!
Y reflexioné: qué bueno debe ser experimentar esto mismo en el momento de la muerte, sentir con el corazón pleno: ya llegué!, en ese instante ver que todos los movimientos que hice, las personas que vi, las imágenes que recorrí todas se sintetizan en perfecto orden en ese momento, será esa la realización?.